SUSPENDIDOS es el carácter de la 8 edición de ABIERTO DE ACCIÓN. Margarita Aizpuru nos ofrece la posibilidad de compartir su visión de este concepto aplicado al arte de acción: artistas, teóricos, organizadores… un breve e intenso texto plagado de aciertos.
[learn_more caption=»SUSPENDIDOS QUE NO MUERTOS»]
La octava edición del Festival Abierto de Acción se va a desarrollar a finales de este mes de enero, en Alicante y Murcia, bajo el amplio concepto de Suspendidos convirtiéndose en la línea que hilvana el tema de esta edición, y el techo común aglutinador.
El concepto o idea de suspender tiene una multiplicidad de significados, y aquí, en el ámbito del Festival y dentro del contexto del arte de acción, de los artistas que lo realizan y demás personas que, desde diferentes posiciones y actividades, lo teorizan, organizan, escriben o enseñan, suspendidos es una experiencia amplia y de sentido ambivalente en la que nos encontramos, vivimos y sentimos.
Ubicados dentro del contexto artístico, pero pendiendo en el aire sin acabar de tocar el suelo del territorio del sistema del arte, a veces bajando, como al estirar una cuerda elástica, e ncluso andando encima de él, recorriéndolo, pero siempre sujetos a esa cuerda que se encuentra anclada en otro lugar, y que en cualquier momento hacemos que nos suba, o simplemente nos sube, hacia el lugar de anclaje, al punto de sujeción, impidiendo que nos caigamos, o ayudándonos a salir.
Estar y no estar dentro del sistema artístico. Entrar, tocar con los pies su suelo, recorrerlo, accionar, trabajar en él, y luego salirse de él, tirando de la cuerda elástica. Incursiones internas y externas. No acomodarse en su territorio, pero sí en igualdad de condiciones materiales y de subsistencia dentro de él, y en las condiciones optativas libres subjetivas y colectivas fuera.
Ubicarse como personas de acción creativa, inmersos en procesos generadores de energías y situaciones estéticas que fluyen dinámicas de emisores-ejecutantes a receptores y viceversa, y pretender, legítimamente, vivir para y de ello, como trabajadores del arte, se hace cada día más difícil. En un ahora de “crisis”, la suspensión se extiende como la pólvora en estrategias devastadoras de la creación artística dentro del sistema, y suspendidas se convierte progresivamente en la palabra y en la práctica habitual de las actividades artísticas que pretenden ser practicadas. La suspensión conlleva en este caso un no poder hacer, un impedimento de hacer dentro.
Trabajadores del arte de acción debieran considerarse y autoconsiderarse como cualquier otro trabajador de otras áreas artísticas, o como un trabajador social cualquiera, siempre que accionen dentro. Artistas, pensadores y mediadores accionistas a secas fuera.
Suspendidos, que no anulados, en ese anclaje versátil, de ida y vuelta, hacia dentro y hacia fuera, en ese poder estar presente en cualquier espacio y en el tiempo. Accionadores de un arte ligado a la vida, abierto a los procesos, los acontecimientos, a lo colectivo, a las formas abiertas y dinámicas de acción social, a la experimentación, a lo efímero, como los viejos rockeros nunca mueren, y como la energía, no desaparecen sino que tienen la capacidad de transformación.
En muchas ocasiones, se ha hablado de la muerte de la performance, sin embargo esta no sólo no ha desaparecido sino que ha demostrado, de forma continuada, su versatilidad y flexibilidad, su capacidad de camuflaje y travestismo, saboteando los obstáculos que se encuentran a su paso, traspasando fronteras e invadiendo otros territorios.
Margarita Aizpuru
Comisaria independiente, crítica de arte e investigadora
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